Los desafíos tecnológicos más importantes en el desarrollo de los vehículos eléctricos se pueden resumir en dos bloques fundamentales:
- Nuevas tecnologías baterías.
- Planificación energética para la recarga de baterías.
Nuevas tecnologías baterías
Actualmente, los principales retos a la hora de mejorar el diseño de las celdas, son los siguientes:
- Aumentar la durabilidad y autonomía de la celda
- Disminuir el peso de la celda
- Disminuir los tiempos de recarga, logrando una vida útil elevada
- Disminuir los riesgos derivados del suministro de los minerales necesarios para su fabricación (riesgos de suministro, riesgos políticos, etc.)
- Emplear fuentes renovables para la fabricación de las celdas (tanto de los minerales que la conforman, como el propio proceso productivo).
- Lograr un ratio de reciclaje del 100% de las baterías de litio, como sucede con las actuales baterías de ácido.
Actualmente se están desarrollando nuevos tipos de celdas que intentan dar respuesta a estos retos anteriormente planteados. Las tendencias actuales se centran en desarrollar las siguientes tecnologías:
- Baterías de Ion-Li mejoradas mediante el empleo de minerales que sustituyen el litio en el cátodo (total o parcialmente)
- Baterías en estado sólido
- Baterías de Ion-Aluminio
EL PARADIGMA DEL VEHÍCULO ELÉCTRICO Y SU ENTORNO
Por otro lado, muchos fabricantes están trabajando en el reto de eliminar la posibilidad de explosión de una batería de litio, con los riesgos que esto implica. Para ello, el foco está puesto en la sustitución del litio como elemento fundamental en la celda y el cambio de electrolito líquido a sólido.
Finamente, respecto al desafío de la reciclabilidad de las baterías, se están implementando dos vías principales:
- Reciclaje del litio para poder ser reutilizado en la fabricación de pilas, que es un tema que técnicamente está solventado, pero que se debe industrializar adecuadamente para que no implique un coste elevado.
- Reutilización de los packs de baterías para aplicaciones domésticas e industriales, donde no se exigen los niveles de eficiencia propios del sector del automóvil.