Un director ‘súper blando’

No queda dudas que una persona que ocupe la responsabilidad de dirigir – entiéndase, ‘Hacer que una cosa en movimiento avance hacia una dirección determinada sin desviarse’ –, tendrá que lograr que ‘esa cosa’ avance, se desarrolle, crezca y que no muera.

Y, ¿lo de desviarse? Diría, modificando un tanto la acepción anterior, que de ser necesario sobre la base de ensayo – error y con mucho consenso y decisión propia -para lo cual deberá asumir entera responsabilidad –, «nos vamos por aquí»

Ocupar el puesto, el cargo de director, no resulta tan sencillo, ya que la persona cualquiera fuese desde el punto de vista de formación o no (¿nació para dirigir?, ¿fue el mejor graduado en el curso de formación de directores?)

Un ‘director’ nato, que demuestra desde pequeño, la cualidad de que todos le sigan, por diversos factores: defiende a sus amiguitos, el que en el juego gana, pero también pierde y lo reconoce, el que ayuda a sus compañeros de estudio en la clase y después de ella; el que le lleva las notas de clases a aquél o aquella que faltó a clase…; pero que además tuvo apoyo de sus padres, que lo orientaban, que le exigían, que le enseñaron que para llegar a ser (Nota: no, a hacer. Espero no cometer ningún error ortográfico, los cuales se me escapan muy a menudo para evitar que la ‘musa se me vaya’, aunque no es justificación…, pero…), es actuar con un sinnúmero de cualidades como el respeto, la colaboración desinteresada, escuchar, la tolerancia…y, me detengo, perdonen estimados lectores ¿acaso todo esto, que llamo cualidades, no son competencias blandas?

En lo personal – disculpen que me auto cite – mis padres no tuvieron la opción de ‘pisar’ una secundaria básica y mucho menos una universidad, que si pasaron fue porque el bus (guagua) pasaba frente a la escalinata de la misma, sin embargo, a la hora de exigirme, parecían rectores, «eso no se hace, debiste… estás castigado…»

Y, ¿si el futuro director no demuestra sus cualidades desde un comienzo, o sea ‘no nació’ con ellas?; los que somos docentes, posiblemente tenemos un sentido desarrollado, que es el de la agudeza[1], de ver dentro de nuestro estudiantado, aquellos que se ‘despegan’ del resto porque se destacan en el estudio, que demuestran madurez sin restarle su participación en bromas y juegos producto de su edad, que cuando se equivocan asumen con responsabilidad el error cometido, que es honesto, sencillo, humilde (donde no ostenta de sus virtudes, cualquiera sea su procedencia social) y a esos jóvenes los tomamos equilibradamente como ejemplos a seguir, con reconocimientos mesurados.

Concluye ese ‘director en potencia‘ la universidad (aunque no todos pueden llegar a ella), carrera técnica, cursos, …, aunque independientemente del ’camino de formación’ llegue a ocupar la responsabilidad de director, donde deberá ser una persona sobresaturada – término empleado en la ciencia Química[2]-, que de establecer una analogía, el soluto serían las competencias blandas y el disolvente las competencias duras.

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *